miércoles, 12 de noviembre de 2014

Reflejos.

Abrí los ojos y miré a mi alrededor. Me encontraba en un oscuro y frondoso bosque, cubierto casi en totalidad por una espesa niebla. Di un par de pasos, y noté que mis pies se hundían ligeramente en la tierra húmeda, mientras los sonidos de la noche envolvían todo mi ser.

Apenas tres pasos más, y casi me doy de bruces con la puerta de una casa. Miré con atención la estructura: era mi casa. La puerta se abrió sin ruido alguno y entré, como hacía casi siempre,con una sonrisa en mi rostro, invadida por el sentimiento de familiaridad. En el salón estaban mis padres y mis amigos de toda la vida, esperando por mí. "Mi fiesta de cumpleaños", pensé de inmediato. 

Bailes, risas y conversaciones divertidas, pero de repente, los colores de la escena se apagaron. Gritos y acusaciones hacia mi persona inundaban el ambiente. Me quedé sola en lo que ahora parecía un salón vacío y oscuro, con un espejo de pie en el medio cubierto por una tela roja. Fui hacia él con vacilación, y mientras lo destapaba, un escalofrío subió desde la parte baja de mi espalda, haciéndome estremecer. 

Me miro, pero la imagen que me devuelve el espejo no soy yo. El terror se aferra a mi alma y mi cuerpo tiembla. Sus ojos, rojos como el fuego, reflejan la maldad más absoluta que una pueda imaginar. Su rostro se contraía en una horrible sonrisa de perversión, y sus labios dejaban entrever afilados dientes. Su pelo negro y rizo estaba alborotado, y su blanco vestido manchado de sangre.

"No puedes escapar de mí"

Cerré los ojos para no ver a aquella yo tan sumamente malvada y horrible. Yo no era ella, no quería ser ella.

Cuando los abrí de nuevo, estaba otra vez en el salón de mi casa. Todo estaba cubierto de sangre, y los cuerpos de mis seres más queridos estaban retorcidos en crueles posiciones por toda la estancia. Mis manos estaban manchadas de sangre, al igual que mi vestido, antes pulcro.

"No puedes escapar de mí. No puedes retenerme."

lunes, 3 de noviembre de 2014

Pétalos dunha negra rosa, para Em.

Qué dicirche que xa non saibas?

Espero poder seguir contándoche mil cousas. Quero continuar rindo e chorando
ao teu lado, porque contigo as pedras do camiño vólvense nubes claras.

Benvida á segunda década da vida, querida miña. Grazas polos momentos vividos, pero sobre todo, grazas por todos eses instantes que todavía nos quedan por compartir. Síntome afortunada de terte na miña vida.

Quérote a mil, Emily Broken Rose. Parabéns e que sexan moitos máis!